viernes, 28 de noviembre de 2008

Hay que seguir



Cada vez me cuesta más emocionarme con algo, las cosas me resbalan, las lágrimas oportunas casi siempre se niegan a salir. No sé, supongo que por mi trabajo me voy haciendo inmune al dolor de la enfermedad, de la muerte natural, a los problemas emocionales de la gente, a sus desgracias del día a día. Supongo que tras años de noticias desgarrantes me van dejando de afectar las noticias de guerra y destrucción, las dificultades económicas que campan por doquier, los despropósitos que suenan cada día más alto.

Y así, me siento fría y distante muchas veces y no me gusta sentirme alejada del dolor del mundo.

Pero hay un par de cosas que aún me remueven hasta las cejas, siempre, sin excepciones: la primera es cualquier apelación a la guerra civil española, a la resistencia del pueblo llano, a las fosas comunes, a la represión indiscriminada. la segunda es el saber de las luchas de la gente por recuperar lo que es suyo, el ver la resistencia, palparla, el descubrir una y otra vez, aunque ya sin sorpresa, que la represión sigue, diferente pero sigue, matando ideas.

Y no puedo dejar de llorar y se me ponen todos los pelos de punta cuando leo un simple artículo en el periódico, oigo un testimonio, veo un documental, oigo una canción demoledora.

Muchos dicen que las heridas están cerradas, que no vale la pena remover el pasado, que los muertos ya hace mucho que están muertos, que los asesinos ya no pueden pagar. Pero yo no me lo creo, porque mis abuelos siguen sin querer hablar del tema 75 años después, porque el levantamiento de huesos sigue levantando ampollas, porque cualquier discusión acerca de este tema nos despierta el lado oscuro a más de uno, porque aún persiste la necesidad de justificarse de los descendientes de los responsables, la necesidad de culpabilizar a las víctimas, porque los ejecutores de aquella barbarie siguen ocupando espacios de poder.

Muchos dicen que no tiene sentido luchar, que la batalla está perdida, que no hay esperanza. Muchas tras años de intentos de construir algo distinto nos frustramos, nos descolgamos, nos convencemos de que las cosas no se moverán, nos volcamos hacia dentro en un intento de huir de la impotencia.

Pero todo sigue igual, cualquier pequeña iniciativa sigue requebrajando la armonía impuesta por los poderosos, les sigue dando miedo.

Por eso sigue siendo necesario indagar la verdad, nombrar a los responsables, devolver los cuerpos a un lecho digno, hacer justicia, reparar el daño. Sigue siendo necesario luchar, cada una desde sus posibilidades, cada uno a su estilo, por cambiar este mundo loco que hemos heredado. Y sobre todo, porque seguir luchando es mantener vivos los sueños por los que murieron muchos y muchas hace ya demasiados años.


jueves, 13 de noviembre de 2008

Como elegir una plaza de oposición para el ICS y no enloquecer en el intento


Para la Roci, mi compañera de fatigas

Primero: Descifrar el código secreto, es decir, lograr identificar que ambulatorio oferta cada plaza. Pues a pesar de que para el ICS todo se basa en una combinación de letras y números, los ambulatorios en cuestión pues resulta que tienen nombre y la tal clave anteriormente citada no la usa nadie más que los expertos que elaboran la lista de las plazas y, claro está, las afortunadas que las tenemos que traducir.

Segundo: hay que situar el susodicho centro, es decir: encontrarlo en el gran espacio sideral. Primero claro has de saber donde está la ciudad o pueblo, la provincia al menos te la soplan, después encontrar la calle o plaza -sede afortunada- en cuestión. Después intentar ver como se llega: mapas de metro, tren, autobuses, carromatos varios, mejores carreteras para hacer autostop (si no tienes la suerte de tener el carnet de coche, cosa no indispensable para obtener la plaza pero sí para llegar al trabajo en buenas condiciones). Y así comienza el desarrollo de algunas de las cualidades del buen investigador. Trucos sobre como encontrar un centro de salud en un satélite (me he vuelto adoradora del google maps). Gracias Rocio, no lo habría conseguido sin tí. Ayuntamientos inteligentes que son dueños de una página web que situa los centros (no son muchos), llamadas a amigos a altas horas de la noche, oye tú sabes donde queda esto?? En fin, un sinvivir.

Tercero: hay que averiguar el horario laboral al que aspiras y algún que otro dato interesante sobre el centro para decantar las preferencias: es docente o no, hay buen ambiente, hacen sesiones de formación, cuantas visitas diarias tienen (todas las estadísticas son mentira), etc, etc, etc. Parece fácil, verdad?? Pues empieza la odisea. Claro está la información te la da el coordinador o la coordinadora de cada centro, el cual, depende de las ganas que tenga de que vayas o no para allá, pues te lo pone más o menos bonito, si logras encontrarlo. Los teléfonos no contestan, los o las coordinadoras no están, están reunidos, están pasando consulta, están almorzando. En fin, practicas de telefonista.

Cuarto: si no has perdido la cabeza en los tres primeros pasos, después de recabar toda la información necesaria - mucha o poca, depende del perfeccionismo de cada cual, de tu número en la lista y demás factores - pasas a elaborar la lista de tus preferencias. Claro está, la lista será mas o menos larga depende, otra vez, del lugar que el destino te ha deparado ocupar. En mi caso el 131, es decir, a elaborar una lista de 130 plazas. Uff!!

Cuarto: ya está, has finalizado la investigación. Has hecho la lista. Ahora sólo queda presionar al destino. Pones una vela, rezas unas cuantas oraciones adaptadas, exortizas los nervios del día anterior comprando compulsivamente y los de la noche con un buen concierto de guitarra flamenca y selecta compañía, duermes con alguna ayuda, te levantas y...

Ya está, tengo plaza, la primera opción de mi lista, la que quería. Soy feliz.
Quien ha dicho que elegir era difícil???

Recuerdos melancólicos

Laguna Lachuá, Guatemala 2004

Y después

Los laberintos
que crea el tiempo
se desvanecen.

(Sólo queda
el desierto)

El corazón
fuente del deseo,
se desvanece.

(Sólo queda
el desierto)

La ilusión de la aurora
y los besos
se desvanecen.

Sólo queda
el desierto.
Un ondulado
desierto.

Federico García Lorca. Poema del cante jondo

sábado, 1 de noviembre de 2008