miércoles, 13 de agosto de 2008

Cuestión de poder

Dicen algunos, los más, que los animales domésticos son propiedad de su dueño, que son pues pertenencias, y que como tales han de cumplir con una especie de orden establecido para poder disfrutar de la vida placentera que les proporcionan sus amos.

Dicen otros, los menos, que los animales, domésticos o no, viven en este mundo por propio derecho, que no son propiedad de nadie y que pasan a ser uno más de la familia cuando les incorporamos a ella, con sus necesidades y deseos.

Y la mayoría, de cualquiera de las dos clases anteriores, seguimos pensando, en el fondo, que es inevitable establecer ciertas normas de convivencia y con éste argumento justificamos muchas veces nuestras propias preferencias. Es difícil no hacerlo, en este mundo re-pensado para el género humano que limita sin cesar las posibilidades de los otros animales que nos acompañan.

Yo le llamo a Basti mi niño, hasta hijo algunas veces. La mayoría de mis amigos se ríen, algunos hasta se incomodan. "Lo tienes mal acostumbrado", es la frase que se repite con más frecuencia. "Es sólo un gato".

Basti es mi tesoro, mi amigo más fiel, mi compañero inseparable. Lo adoro y, creo, me adora. Por las noches, cuando ya he cerrado el libro y me dispongo a ensoñar un poco, se levanta de la ventana desde donde disfruta de las vistas y se acerca para que le acaricie. Casi siempre duerme abrazado a mi cuello y me canta nanas-ronroneo que adormecen mis pensamientos. Me despierta cada mañana al sonido del despertador con su saludo frente a frente. Me levanto, le doy de desayunar un poco de comida rica para empezar bien el día y al cabo de una horita se planta en la puerta y me llama, es la hora de salir.

Basti tiene un amigo, Virus, que vive en el piso de abajo. La mayor parte de cualquier día se la pasan juntos. Son inseparables. Se quieren. Así que mi vecino y yo nos pasamos el día subiéndolos y bajándolos, abriendo y cerrando puertas, porque, por desgracia, ya se perdió la costumbre de las gateras. Pocos nos entienden.

Todo en esta vida es cuestión de poder, es decir, de creerse con derecho, humano o divino, de decirle a los demás lo que han de hacer, y ésto en el caso de los gatos, y en el de los niños también por desgracia, es más que evidente. Aún así la mayoría de los congéneres de Basti, y él mismo, se empeñan en seguir desobedeciendo constantemente las razonables órdenes, cuanto menos cuando la mirada del amo desaparece.

Así que éste es un alegato a favor de la anarquía gatuna, de la rebeldía de estos seres no-humanos que, aún sometiéndose inevitablemente a algunos de los designios de los que les damos de comer, normalmente no cesan de luchar para obtener lo que quieren y siguen siendo, la mayor parte del tiempo, libres.

5 comentarios:

Meritxell Sánchez dijo...

¡Que tierno! Me has hecho pensar en el gato que tenían mis padres, al que mi madre y mi hermana querían con locura...Aún, después de meses de su muerte, le echamos de menos. Era uno más de la familia, "el nét pelut", le llamaba mi madre.

Dejame que te cuente dijo...

tengo ganas ahora mismo de darte un beso...¡¡¡
y es que todo aquello que reivindique el amor alos animales me toca la fibra....


efectivamente..yo tengo una cartilla canina donde dice que Iron es mi perrro..Mi perro...
tambien lo dice un microchip que el veterinario le puso en la oreja...(cosas de la ley)....

pero mi corazon...y en el de mis dos hijos...dice claramente ...que nosotros SOMOS SUYOS...
y es que iron nos demuestra cada dia que ya no podemos hacer nada sin su presencia...
ha convertido todas las tareas en cosas mejorres...solo porque él esta presente...
No imagino unas vacaciones si no me lo llevo...es mas...si no puedo llevarlo no kiero irme...

quiero que comparta todo con nosotros...que vea todo lo que nosotros vemos...porque he comprendido...que parte de la felicidad..esta en hacer a los tuyos felices...
y él es mio....
y yo soy suya...

Como no puede ser de otra forma con los animales....

besicos reina...pasatelo bien por mi tierra....

Myriam M dijo...

A pesar de la alergia que le tengo reconozco que el Basti es un gato la mar de salao y sé que te hace muy feliz... así q me aguantaré y tomaré un ebastel cuando vaya a tu casa, y otro cuando vaya a la de Sara (y la de Silvestre) y otro en la villa de los papás...

en fin, un texto precioso sister!!

Diego dijo...

Siento una gran fascinación por los gatos (por los felinos en general), acaso por esa mirada que parece decir: "nunca me entenderás". Hermoso texto. Un abrazo.

J. Carril dijo...

Ya veo que tu gato también está hecho todo un Playboy. Un playboy anarkista. Qué bueno!!